Return to the main Vincent van Gogh Gallery page


El Aspecto Fisico de Van Gogh


El aspecto físico de Vincent van Gogh, al menos en lo referente a su rostro, puede observarse en los múltiples retratos que él se hizo, es decir, se puede contemplar un Vincent van Gogh visto por sí mismo, pero ¿Cómo era él a los ojos de los demás? En este artículo se recoge ese aspecto exterior del pintor, a lo largo de su vida, según datos procedentes de diversas fuentes de información.

Su cuñada Jo expone en sus memorias que Vincent van Gogh tenia estatura media, espalda ancha y aspecto fuerte, fortaleza que le permitió soportar la tensión y los excesos a que estuvo sometido. Theo, en 1889 afirma que la nariz y la forma de la cabeza de Vincent son parecidas a la cabeza del San Juan Bautista de Rodin.

Nació en un pequeño pueblecito holandés, Groot-Zunder, donde pasaría su infancia. Su padre, pastor protestante, mantenía la familia con unos recursos limitados ya que la iglesia en esos pueblos pequeños proporcionaba pocos ingresos. Sobre los once años (1864) le enviaron a estudiar a un internado de Zevenvergen. Sus compañeros consideraban que iba mal vestido, como un aldeano, lo que estaba mal visto en aquél ambiente. De buena gana se hubieran burlado de él, pero su robusta constitución y la fiereza de su mirada, les contenían.

Tras su paso por otro internado en Tilburg, entra de aprendiz en la filial de La Haya de la galería de arte parisina Goupil (1869). Su apariencia rústica se había transformado ya, tomando el aspecto de un joven de ciudad. Tenía entonces dieciséis años. Es trasladado posteriormente a Bruselas, donde se gana un buen prestigio y como ascenso se le envía a la sucursal de Londres en 1873, donde llega precedido de buenas referencias y con posibilidades de tener un floreciente futuro dentro de la empresa. Un fracaso amoroso hace cambiar radicalmente su carácter, desinteresándose por el trabajo, y ganándose la antipatía de clientes y superiores que le llaman despectivamente "el campesino holandés".

En 1876 se emplea como profesor de idiomas en un colegio de Ramsgate, donde sólo percibe como estipendio casa y comida. Hay que deducir que a partir de este momento su indumentaria y su aspecto externo comienzan a deteriorarse, sobretodo si se tiene en cuenta sus frecuentes viajes a Londres, a pié y durmiendo en algún pajar, pues carece de dinero. Se inicia así lo que el mismo denomina aprendizaje en la Universidad de la Miseria.

En la Navidad de este mismo año vuelve con su familia que reside ahora en Etten. La impresión que causó, flaco y demacrado, fue deplorable.

Durante su estancia en una librería de Dordrecht (Holanda) en 1877, un compañero suyo lo describió así: "Era un hombre singular con una apariencia aún más singular. Tenía el cabello rojizo y erecto, su cara era vulgar y cubierta de pecas, pero cambiaba y brillaba cuando se entusiasmaba, cosa que sucedía a menudo. No comía carne ni salsas. Su cara tenía siempre una expresión abstraída, reflexiva, profundamente seria, melancólica, Pero cuando reía, lo hacía con tantas ganas que toda su cara se avivaba."

Otro compañero lo describe de otra manera: "No era un hombre atractivo, con aquellos pequeños y estrechos ojos escudriñadores."

Su fervor religioso le llevó en 1878 al distrito minero belga de Le Borinage, donde la miseria reinaba por doquier. Allí impartía clases a los hijos de los mineros, visitaba a los enfermos, y daba cuanto tenía, tanto su mensaje evangélico, como su propio pan para dar de comer al hambriento y su propia ropa para vestir al desnudo. Llegó vestido correctamente como un hombre de ciudad, y, al poco tiempo, estaba cubierto de harapos como el más pobre de los mineros. Su aspecto, más que el de un hombre de Dios, era el de un mendigo. En una visita que le hizo Theo, volvió horrorizado de la forma en que vivía su hermano.

En una carta (T 133) escrita a Theo en Julio de 1880 decía "Sabes bien que a menudo he descuidado mi aseo, lo admito y admito que esto sea desagradable. Pero, he aquí, la molestia y la miseria existen para algo, y además son un buen medio para asegurarse la soledad necesaria para poder profundizar mas o menos tal o cual estudio que nos preocupa."

Alguien que conoció a Vincent en Cuesmes decía de él que cuando estaba enfadado se frotaba las manos sin cesar y que cuando salía a pintar con sus útiles a la espalda parecía un vendedor ambulante.

El marchante en cuadros Tersteeg visitó en 1882 el estudio de Van Gogh en La Haya, donde le encuentra vestido como un obrero, con un traje de pana negro, los cabellos rojos hirsutos y la barba descuidada. El artista desentonaba totalmente en el ambiente de lujo y refinamiento de la moda de entonces, de los que Tersteeg participaba por su convivencia con la burguesía.

El hambre persiguió al pintor durante gran parte de su vida artística, especialmente en La Haya, donde con la ayuda exigua de su hermano tiene que mantenerse no solamente él, sino también su pareja, Sien, y los hijos de ésta. En ocasiones pasa por la humillación de pedir préstamos de ínfima cuantía a Tersteeg o al pintor Weissenbruch, quienes se lo niegan ó se lo conceden tras pisar su dignidad. Hay momentos en que ya no puede resistir más: "He perdido parte de mis fuerzas, no es normal que me fatigue por haber hecho un trayecto como de aquí a Correos... provocado por la falta de alimentos o por una alimentación que se ha tornado a la larga muy poco sustanciosa. Haz, pues, lo posible, hermano, por venir rápidamente, porque no sé hasta cuando me podré sostener. Estoy muy agotado y siento que voy a sucumbir bajo este peso." (T 304).

Tras separarse de Sien, marcha a Drenthe donde permanece desde Septiembre a Noviembre de 1883, recuperándose allí física y moralmente.

En 1886, en Antwerp, se presentó en la academia donde recibía clases de pintura vestido con un blusón azul, del tipo de los que usaban los tratantes de ganado y un gorro de piel sobre la cabeza. En lugar de paleta llevaba un trozo de tabla de una caja de azúcar. Pintaba en capas tan gruesas que los colores goteaban literalmente del cuadro al suelo.

Hacia final de su estancia en Amberes escribió a su hermano Theo: "Tengo el aspecto de haber estado diez años en prisión".

En París, 1887, Paul Signac contaba de él: " Vestía el mono azul de los trabajadores del zinc, con manchas de colores en las mangas de la camisa. Pegado junto a mí caminaba gritando, gesticulando y blandiendo un cuadro grande con la pintura aún fresca, de esta manera podía salpicar de pintura a él mismo y a los transeúntes."

Probablemente la apariencia de Van Gogh descrita por Paul Signac sería la que correspondería a su indumentaria de pintor, ya que Theo, por su situación social, no le permitiría vestir una indumentaria ajada o estrafalaria. Los autorretratos JH 1209, 1210, 1211, y 1225, muestran un pintor vestido hasta con cierta elegancia, prendas que con toda seguridad corresponderían a su hermano.

Un vecino de Arlés (1889) cuenta que, siendo niño, vivía cerca de Vincent y que, con otros compañeros, solía reírse de este extraño pintor: "Su apariencia nos causaba una cómica impresión con su largo guardapolvo, su gigantesco sombrero y su continuo pararse para mirar las cosas."

Del mismo período es esta descripción: " Vincent era un infeliz, que inspiraba compasión, pequeño de estatura y flaco. Siempre vestía una especie de guardapolvo, todo manchado de pintura –él pintaba con el dedo pulgar y luego se limpiaba en la ropa- y un enorme sombrero de paja del tipo de los que usan los pastores de la Camargue."

Durante su estancia en el sanatorio de Saint-Rémy su aspecto debió mejorar al llevar una vida más ordenada y a pesar de sus ataques. Cuando el pintor llega a París el 17 de Mayo de 1890, la descripción que hace Jo es la siguiente: "Un hombre fuerte, de anchas espaldas, de color saludable, una sonrisa en su cara y una expresión desenvuelta en toda su apariencia; de todos los autorretratos, el que más se le parece en este momento es el que está ante un caballete..... Tiene excelente aspecto y parece mucho más fuerte que Theo."

Finalmente Adeline Ravoux, la hija del dueño de la pensión donde se alojó Vincent en Auvers, diría que no tenía el aspecto de haber estado loco en un manicomio.

A través de lo expuesto podría deducirse que Van Gogh presentaba un aspecto lamentable cuando vivía solo. Con sus limitados recursos económicos, sus preferencias iban en primer lugar a satisfacer los gastos de los materiales para sus pinturas y en segundo lugar para atender a su alimentación, si bien en este capítulo frecuentemente daba prioridad al tabaco, café y alcohol. Si su pésima administración no le permitía ni siquiera comer regularmente, mucho menos podía pensar en mejorar su indumentaria. Tampoco ponía demasiado interés en ello dado su rechazo de lo burgués, por todo cuanto ello representaba, y su acercamiento a los campesinos, tejedores, obreros y en general a la gente pobre o modesta.

Su aspecto exterior mejoraba cuando su vida no dependía de él, es decir, cuando su vida estaba mejor organizada como cuando vivía con sus padres, cuando estaba interno en el sanatorio o cuando estuvo con Theo en París o cercano a él en Auvers.

Su aspecto, junto con su carácter y su comportamiento, le ocasionó serias dificultades pues era un personaje atípico a quien fácilmente se podía responsabilizar de todo.

José Navarro

Utrera (Sevilla) España, Febrero 1998


Retorno a la página Panel de los Visitantes

Retorno a la página principal de Van Gogh