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CUADROS DE TEMAS RELIGIOSOS

 

(VI)

LA RESURRECCIÓN DE LÁZARO

Fecha de realización: Mayo, 1890

Dimensiones: 50 x 65 cms.

Materiales: Óleo sobre lienzo.

Ubicación: Van Gogh Museum (Amsterdam)

Catalogación: F 677; JH 1972

 

REFERENCIAS EPISTOLARES. En la carta 632, de 3 de Mayo de 1890, Vincent escribía a Theo: "Al dorso de esta página he realizado un boceto de un cuadro que he hecho con las tres figuras que están al fondo del grabado de Lázaro: el difunto y sus dos hermanas.

La cueva y el cuerpo son blanco-amarillo-violeta. La mujer que quita el pañuelo del rostro del resucitado tiene un vestido verde y el cabello naranja, la otra figura tiene cabello negro y un vestido de rayas verdes y rosas. Al fondo un paisaje de colinas azules, y una amarillenta salida de sol. De este modo, la combinación de colores sugiere lo mismo que el claroscuro del grabado.

 

EL PINTOR Las circunstancias del artista son las mismas, o aún más graves, que las que le afectaban cuando pintó "Pietá" y "Angel". Nuevamente se encuentra recién salido de una recaída, que le había sorprendido repentinamente durante una visita que hizo a Arlés el 24 de Febrero y que le tuvo dos días perdido sin saberse dónde pudo haber estado, ni dónde había pasado la noche. Esta recaída, la última que sufrió en su vida, fue la más larga de todas, de unos dos meses de duración.

Como consecuencia de ello, nuevamente se encuentra hundido, desmoralizado y atemorizado. En la carta 628, de 15 de Marzo, escribía: "Mi cabeza está completamente ofuscada... mi cabeza está muy mal, sin dolor, es verdad, pero totalmente estupefacta...

Hay gente que tiene lo mismo que yo, y que tras haber trabajado parte de su vida, ahora se encuentran desvalidos. Estoy desesperado conmigo mismo".

Termina la carta diciendo que escribiría al día siguiente, pero no puede volver a hacerlo hasta el 30 de Abril, en que escribe: "Estoy muy triste y me siento más desgraciado de lo que puedo decir, y no sé hasta dónde he llegado... no sé qué hacer ni qué pensar, pero deseo vehementemente dejar este lugar... siento tanta melancolía..."

 

TEMA. El cuadro está inspirado en una litografía de Rembrandt (Gráfico nº1), que representa el milagro de Cristo al resucitar a Lázaro gracias a la fe y a la insistencia de las hermanas del fallecido, Marta y María.

Van Gogh ha tomado para su cuadro la parte de la litografía donde se halla el sepulcro con Lázaro, y las figuras de las dos mujeres, eliminando todos los demás personajes. De esta forma, el artista selecciona aquello que quiere destacar suprimiendo todo lo que considera superfluo o que pueda distraer al espectador de su mensaje. Completa la composición añadiendo unos elementos muy simples (un círculo y una línea quebrada), un sol y una silueta montañosa al fondo, muy simples pero de gran simbolismo.

SIGNIFICADO. El cuadro refleja el estado de ánimo del artista. Nuevamente constituye una metáfora de sí mismo, un autorretrato psicológico de sus sentimientos. Para calmar su angustia no es suficiente pintar cuadros de jardines o de flores, sino que necesita, una vez más, tras la atroz recaída, el consuelo de sus pensamientos religiosos identificándose con Lázaro (Gráfico nº 2), hasta el punto de que, según Walther y Metzger, "su rostro coincide con el de la figura bíblica que, al igual que el propio Jesucristo, había pasado por la muerte".

El rostro de Lázaro refleja el gigantesco esfuerzo que tiene que hacer Vincent para recuperarse de su desaliento y de su miedo. El sol y el paisaje representan el hilo de esperanza que, a pesar de todo, asombrosamente aún le queda: "Quizá podría recuperarme si estuviese un tiempo en el campo... Quizá después de un tiempo de aflicción vuelvan de nuevo los días de paz". Carta 628.

La interpretación religiosa del cuadro ha suscitado controversia entre diversos autores. Jean Leymarie interpreta que la sustitución de Cristo por el sol es una expresión del paganismo de Van Gogh.

Hulsker rechaza esta idea y considera que Cristo no está presente en el cuadro, primero porque no está en ese fragmento del original, y segundo por respeto de Van Gogh a Jesús, a quien no quería pintar sin modelo. Pintarlo en el lugar del sol, de cara al espectador, sería hacer una figura imaginaria, a lo que el artista no estaba dispuesto.

Kodera estima que es un paso más en el proceso de "naturalización" de la obra de Van Gogh, al sustituir un elemento religioso por un elemento de la Naturaleza. Según esta idea este cuadro sería un ejemplo paradigmático de ese proceso.

El propio Ronald de Leeuw, en su obra Van Gogh en el Van Gogh Museum. En la edición de 1997, dice: "Llama la atención que en el lugar en el que en el aguafuerte de Rembrandt aparece representado Jesucristo, en la composición de Van Gogh figure el disco solar". Debe ser un lapsus o un error de traducción, ya que en el lugar donde Van Gogh sitúa el disco solar no está Cristo, sino otras personas detrás de las cuales existe una fuente de luz que podría ser el sol.

Por todo ello, a nuestro modesto parecer, la desaparición de Cristo en el cuadro y su "sustitución" por el Sol no es una muestra de la irreligiosidad de Van Gogh, sino que Cristo, aún ausente, está presente en el propio milagro de la resurrección, y la presencia del sol naciente tiene un significado simbólico que refuerza la idea de un nuevo amanecer, de un nuevo día, de una nueva vida, de un volver a empezar. La luminosidad del cielo, el campo y las montañas del fondo, que recuerdan los paisajes de Saint Rémy, tanto los campos de trigo como Les Alpilles, parecen invitar a vivir, a arrancar de la muerte a un Lázaro-Vincent que se incorpora con gran esfuerzo, con los rasgos de la muerte aún en el rostro.

Las dos mujeres pueden representar la necesidad de afecto femenino, que se apreciaba también en la "Pietá", y, según unos autores pueden referirse a su madre y a su hermana, y según otros, pueden referirse a Madame Roulin, la mujer de cabellos naranja, y a Madame Ginoux, la Arlesiana, la de cabellos negros, con la que compartía un sufrimiento común, ya que comenzó a padecer de trastornos mentales casi al mismo tiempo que Vincent.

Simplemente añadir que en el audífono que explica el cuadro en el Museo de Van Gogh hay una pequeña confusión llamando a las dos figuras femeninas María, cuando sus nombres son Marta y María. La redacción parece ser que no fue hecha por el personal técnico del Museo, sino por una empresa contratada a tal fin.

 

DIBUJO Y COLORIDO. El dibujo de líneas suaves de Rembrandt es sustituido por una línea más quebrada, rota y violenta de Van Gogh, con abundancia de pinceladas cortas, gruesas y pastosas. Los colores dominantes son los amarillos y verdes pero en tonos más apagados que a los que nos tiene acostumbrados. Las líneas gruesas que bordean el dibujo recuerdan el cloissonismo de Bernard y Gauguin.

Al igual que en otras obras inspiradas por sus pintores preferidos, puede decirse que el cuadro, por su colorido, dibujo y composición es una recreación y no una mera copia.

José Navarro

Utrera (Sevilla) España. Marzo de 2000.


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