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CUADROS DE TEMAS DIVERSOS

 

LAS ARLESIANAS DE VAN GOGH Y GAUGUIN

 

LA CASA AMARILLA.

Durante su estancia en Arlés, Van Gogh soñaba con convertir su casa, la Casa Amarilla, en un "Estudio o Taller del Sur", donde los pintores pudieran acudir y vivir en comunidad artística y económica, así como mantener un enriquecedor intercambio de ideas.

La casa amarilla estaba situada en la Plaza Lamartine, número dos, en el extremo norte de la ciudad, cerca de la estación de ferrocarriles, al lado de los muelles del río Ródano y próxima a una zona donde abundaban los prostíbulos.

 

DOS PINTORES DIFERENTES.

El primer invitado fue Paul Gauguin que a la sazón se encontraba en Pont Aven, donde era el líder de un grupo de pintores que le consideraban su maestro. Gauguin se consideraba a sí mismo como un artista consagrado pero no reconocido por la sociedad.

El encuentro de los dos pintores supone un hito importante en la historia del arte moderno. Dos de los cuatro grandes artistas del Postimpresionismo iban a trabajar y a convivir juntos durante dos meses.

No es bueno para un artista estar solo. La soledad proporciona libertad y tiempo para el trabajo y la meditación, pero no es suficiente. El artista necesita la confrontación y la emulación de otros artistas, y Van Gogh lo entendió siempre así cuando en diversas ocasiones abandonaba el aislamiento de los ambientes rurales para ir a la capital a visitar museos o a relacionarse con otros pintores. Con la Casa Amarilla pensaba obtener, entre otros fines, ese intercambio de ideas sin tener que abandonar el ambiente rural de La Provenza que tanto le atraía.

Los dos pintores tienen proyectos muy diferentes tanto en lo personal como en lo artístico. Van Gogh ve en este encuentro la puesta en marcha de su utópica idea sobre el Taller del Sur. Por el contrario, Gauguin acude a la llamada, después de muchas dilaciones, no atraído por la idea de Vincent, sino por la grave crisis económica que estaba pasando y por dar satisfacción a las presiones de Theo, que era su marchante y de quien dependían sus ingresos. Su proyecto era pasar unos meses en Arlés para tratar de ahorrar algún dinero con el que poderse marchar a Tahití.

Los cuatro grandes pintores llamados Postimpresionistas, tienen en común la búsqueda del lugar ideal donde desarrollar sus proyectos artísticos. Cezanne se refugió en Aix-en-Provence, Toulouse-Lautrec en los cafés, cabarets y prostíbulos de París y Van Gogh había encontrado su Japón en la Provenza. Gauguin soñaba con huir de la civilización y refugiarse en un paraíso de pueblos exóticos buscando la autenticidad y sencillez de la vida primitiva.

Van Gogh era un romántico que transmitía la impetuosidad y la vehemencia de sus sentimientos a su obra. Pintura y vida eran una misma cosa, por ello mucho de sus cuadros giran alrededor de sus circunstancias personales. Gauguin, por el contrario, era un pintor frío, que prefería en lo personal, mantenerse lejos del tema de sus pinturas.

Mientras Van Gogh aprovechaba el choque emocional que el tema le provocaba, lo que le obligaba a veces a pintar deprisa, sin apuntes ni bocetos, y, también a veces, directamente sobre el lienzo sin preparación previa alguna, Gauguin tomaba apuntes, y en el taller, una vez serenada las impresiones, procedía a sintetizar el tema reduciendo los datos sensoriales a los justamente necesarios. Para él, la pintura era una evocación simbólica de la naturaleza, de la realidad, ya que el Arte no era más que una abstracción, un recrear de nuevo el mundo.

Sin embargo, no todo son diferencias, ambos tienen en común unas personalidades artísticas exacerbadas, la idea de que el color no nace del objeto representado sino de una introversión psíquica de la que surge una consciente opción recreadora, y que el dibujo no tiene por que ser una representación ajustada de la realidad, sino que con él se puede incrementar la acción plástica de las formas y las estructuras. No obstante color y dibujo tienen interpretaciones personales muy diferentes para cada uno de ellos. Por ejemplo, Van Gogh era un entusiasta de la teoria de los colores de Delacroix y seguía con avidez todas las informaciones científicas que aparecían sobre este tema ,en tanto que Gauguin prescindía de todas esas teorías.

 

LAS ARLESIANAS

TEMA. Uno de los temas que pintaron en común fue el de una mujer sentada a una mesa, acodada sobre ella y la cara apoyada en la mano. Al cuadro resultante Van Gogh le llamaría "La Arlesiana", y Gauguin "Café Nocturno en Arlés". A partir de una misma modelo y una misma pose, los dos pintores desarrollan cuadros distintos en los que se aprecian la disparidad humana y artística existente entre ellos y, al mismo tiempo, las concesiones que se hacían el uno al otro.

Una de las ventajas económicas que aportaba la convivencia de los dos pintores era la de poder compartir los modelos, como en el caso de La Arlesiana, pero además compartieron otros como Madame Roulin y un hombre (F533; JH1649)

 

LA MODELO. Marie Julien, La Arlesiana o Madame Ginoux, nació el 8 de Junio de 1848, y, a los dieciocho años, contrajo matrimonio con Joseph-Michel Ginoux, doce años mayor que ella. Madame Ginoux falleció el 2 de Agosto de 1911.

Ambos esposos regentaban el "Café de la Gare" (Café de la Estación), situado en el número 30 de Place de Lamartine, donde Van Gogh pasó varios meses alojado y donde comía con frecuencia. La relación entre el pintor y el matrimonio fue excelente, dando lugar a una buena amistad y de la que da fe la correspondencia mantenida con ellos mientras estuvo en Saint-Rémy. Durante el internamiento de Van Gogh, los Ginoux cuidaron de sus pertenencias que luego le enviarían a Auvers.

Cuando Mme. Ginoux posa para estos cuadros tenía 40 años, su marido 52, y llevaban 22 años casados. Gauguin y Van Gogh tenían 40 y 35 años respectivamente.

El establecimiento de los Ginoux, según Vincent explica a Theo, es un café de noche, muy corriente en aquella época, que permanecía abierto las veinticuatro horas del día. Los vagabundos nocturnos encontraban refugio allí cuando no tenían dinero para pagar un alojamiento o estaban demasiado bebidos para ser admitidos en ningún otro sitio. Pero no era un burdel, aunque alguna prostituta llevara allí a su chulo, o el establecimiento estuviese considerado como un "free-love hotel" o, vulgarmente hablando, casa de citas.

LUGAR DE REALIZACIÓN. Según Walther y Metzger "la arlesiana solía acudir a la casa amarilla para posar", lo que parece extraño pues Van Gogh solo la usó como modelo en un cuadro en el que empleó menos de una hora. Por otra parte, la silla sobre la que está sentada no es la que había en el estudio, y que aparece en los cuadros "La Berceuse" y "La Silla de Gauguin".

En función de esto habría que pensar que pudo ser realizado en el domicilio de los Ginoux ya que en el bar no había sillas tan "lujosas", aunque esto constituye una mera elucubración personal sin mayor importancia.

Los mismos autores exponen también que Gauguin ocupó frente a la modelo el mejor lugar, "arrinconando" a Van Gogh. En nuestra modesta opinión parece una afirmación un tanto exagerada ya que, en el cuadro "Retrato de un Hombre" (F533; JH1649) Van Gogh ocupó la posición central, frente al modelo, en tanto que Gauguin ocupó una posición lateral, y cuando pintan a Madame Roulin, ambos pintores ocupan posiciones simétricas a un lado y otro de la modelo.

FECHAS DE REALIZACIÓN. En la carta 559 de, aproximadamente, 6 de Noviembre de 1888, Vincent comenta a Theo que ha pintado este cuadro en una hora, y que "Gauguin está pintando un cuadro del mismo café de noche que yo pinté ". Es decir, que ambos están trabajando en este tema a los 10 días de la llegada de Gauguin a Arlés (28 de Octubre), lo que significa que en este tiempo se ha producido entre ambos un intercambio de ideas, en el que cada uno ha podido exponer sus posiciones, sin llegar todavía a las agrias discusiones que acabarían con la marcha de Gauguin.

 

LA ARLESIANA VISTA POR VAN GOGH.

Van Gogh describe así su cuadro: "...sobre un fondo limón-pálido, la cara gris, el vestido negro, negro, negro con un azul prusia totalmente puro".

Ahora bien, existen dos versiones de La Arlesiana, una "Madame Ginoux con libros" (F488; JH1624) y otra "Madame Ginoux con guantes y sombrilla" (F489; JH1625). Vincent hace referencia en sus cartas sólo a uno de ellos, que, por el color del rostro, se ha supuesto que es el cuadro de los libros.

El cuadro con guantes y sombrilla hay quien lo considera como pintado por Vincent en Mayo de 1889 para regalarlo a Madame Ginoux, si bien nunca llegó a poseerlo, y hay quien considera que es falso.

Van Gogh al pintar este cuadro está influido por las siguientes circunstancias:

La consecuencia de todo ello es que pinta una arlesiana idealizada. Sus cabellos bien peinados, el lazo, su traje, le dan un toque de elegancia y el aspecto de una dama. La mesa cubierta con un paño verde y los libros prestan una ascendencia social y cultural a la modelo. Su rostro no puede decirse que sea hermoso, pero el perfil un tanto aguileño, con los pómulos salientes y la boca pequeña proporcionan un cierto exótico atractivo.

El otro cuadro es análogo salvo que los libros son sustituidos por unos guantes y una sombrilla, atributos también de una dama elegante.

La expresión del rostro en ambos cuadros es la de una mujer soñadora.

 

LA ARLESIANA VISTA POR GAUGUIN.

Gauguin sitúa la acción en el café de los Ginoux. Van Gogh había ya pintado el salón en sentido longitudinal (F463; JH1575). En su cuadro aparece como un espejo detrás del camarero, y parte de un cuadro en la pared de enfrente.

Gauguin utiliza este escenario pero en sentido transversal, en una línea que va aproximadamente del cuadro al espejo antes citados.

Gauguin sintetiza los dos cuadros de Van Gogh, el café y la arlesiana en uno solo. Representa el aspecto del café, no en la forma dramática que lo había descrito Vincent, ("He intentado expresar las terribles pasiones de la humanidad". "Es un lugar donde uno puede buscarse su ruina") sino en una forma, que probablemente sea más realista, destacando el ambiente de degradación que afecta a las personas que allí aparecen.

En primer lugar el humo que cruza la sala indica la existencia de un aire enrarecido y viciado.

En la mesa situada al fondo a la derecha, se encuentran tres prostitutas que no pueden ser catalogadas como de elite, como se deduce de una de ellas que lleva puestos unos rulos de papel en la cabeza. Las tres charlan animadamente con el cartero Roulin (F432; JH1522). En la otra mesa del fondo se encuentra el Zuavo (F424; JH 1488) junto a un hombre dormido, tal vez borracho, al que Gauguin llama Bichard.

En primer plano se encuentra Madame Ginoux ante una mesa de mármol desnudo, sin mantel, pero con una copa larga, cucharilla, un plato con azucarillos y sifón. Evidentemente Gauguin está sugiriendo que la protagonista está bebiendo absenta.

Gauguin no le da el aspecto de señora que le da Van Gogh, sino el que corresponde a la tabernera propietaria de aquel antro de ambiente tabernario-prepostibulario. Su vestimenta no es elegante sino la normal de gente modesta. Pero quizá lo que más llama la atención es la expresión de su rostro, que no es el de una mujer soñadora, sino que muestra una expresión picaresca con su mirada de reojo y la sonrisa enigmática. Es posible que Gauguin, de quien Van Gogh decía que tenía mucho éxito con las mujeres, hubiera intentado insinuarse a su modelo, y el cuadro recoge el momento de la negativa entre sonriente y despectiva.

Debajo de la mesa de billar hay un gato blanco y negro, como la indumentaria de la modelo, cuya presencia podría interpretarse, dentro de un simbolismo, como representativo del carácter ambivalente que tendría la Arlesiana con Gauguin: a veces mansa y cariñosa, a veces agresiva.

Cualquiera que contemple el cuadro y no supiese que es la dueña del café, podría pensar que se trataba de una prostituta. Sola en ese ambiente y tomando absenta es fácil llegar a esa conclusión. Gauguin asocia a la arlesiana con una iconografía de la segunda mitad del siglo XIX que recoge un tipo de mujer solitaria, en un café, tomando bebidas alcohólicas, y de vida degradada por el alcohol, la prostitución, o la "vida alegre". Entre otros pintores, reproducen esta iconografía:

- Degas. "La absenta". 1876. Aparece la imagen degradada de una mujer borracha.

- Monet. "La ciruela". 1878-79. En la que una joven, al parecer de buena familia, aparenta estar en busca de una aventura.

- Toulouse-Lautrec. "La bebedora". 1887-88. Representa a Susan Valadon, modelo y amante de varios artistas.

- Picasso. "La bebedora de ajenjo". 1901.

De todo ello, tanto por la forma en que aparece Madame Ginoux en el cuadro, como por su comparación con el contenido de cuadros análogos de otros pintores, puede deducirse que Gauguin pone en la mente del espectador la duda sobre la moralidad de la modelo.

 

MUTUA INFLUENCIA.

Siendo el primer cuadro que pintan los dos en común, y estando al principio de su convivencia, se advierte en cada uno un intento de acercamiento a las teorías del otro, aunque solo fuese por cortesía.

Gauguin pinta su cuadro con muy poca pintura, con una capa tan diluida que se advierte la trama de la tela. Van Gogh hace un esfuerzo para controlar su pincelada vehemente y agresiva cargada de gruesas capas de pintura, y utiliza una pincelada más suave, con pintura menos espesa, para lo que él está habituado, no obstante se advierten las pinceladas enérgicas en la camisa de la Arlesiana y sobretodo alrededor del cuello.

La velocidad típica de Van Gogh con sus anecdóticos goteos de pintura se pueden observar en este cuadro, en la parte alta del fondo amarillo, donde existen chorreones de una pintura muy diluida.

Gauguin utiliza un cloissonismo mitigado, en tanto que Van Gogh lo introduce en la silla y en algunos rasgos del rostro.

Quizá la influencia más marcada está, no en el detalle, sino en el conjunto de cada uno de los cuadros. Van Gogh, el realista, idealiza la modelo mediante un esfuerzo de imaginación, e introduce elementos simbólicos como los libros, en tanto que Gauguin, el abstracto e imaginario, pinta un cuadro realista, con colores locales, que pudiera pasar por un cuadro costumbrista de principios, del siglo XX.

 

EVALUACION.

A Van Gogh le gustó el cuadro hecho por Gauguin, pero éste no hace ningún comentario del de su compañero. Gauguin escribió a Schufenaker: "He hecho un Café que a Van Gogh le gusta mucho y a mí me gusta menos. A fin de cuentas este no es mi escenario y el color local, es vulgar y no me va." No hay dudas de que su cuadro le resultaba demasiado realista y parece que le pesara haber condescendido tanto.

 

COMENTARIO FINAL.

En el cuadro de Gauguin aparecen tres personajes que, aparte de ser modelos para los cuadros de Van Gogh, son personas con las que, al menos con dos de ellas, mantiene una profunda amistad.

Cuando Vincent llegó a Arlés procedente de París, estaba enfermo. Desde mediados de Mayo hasta mediados de Septiembre estuvo alojado en el establecimiento de los Ginoux, y, probablemente debido a las atenciones que estos tuvieron con él, surgió una buena amistad. Cuando Van Gogh estuvo en Saint Rémy, los Ginoux le enviaron aceitunas, el pintor se interesó por la salud de la Arlesiana que había caído enferma afectada de una grave depresión, hizo un cuadro para ella e intentó llevárselo pero no pudo porque en el camino sufrió un ataque.

Roulin, cartero y honesto padre de familia formaba también parte de su pequeño círculo de amistades. Roulin se preocupó de Vincent mientras estuvo en el hospital de Arlés, informando a Theo sobre su estado, y cuidando de sus pertenencias.. Van Gogh lamentó mucho su marcha de Arlés.

No es pues de extrañar que Van Gogh hablara de ellos en términos muy elogiosos.

Gauguin, que, como se dijo anteriormente, estaba en Arlés por necesidad, no se encontraba a gusto y por ello se sentiría contrariado. Como un detalle de su estado de ánimo decía que las arlesianas no respondían a la fama de bellezas que tenían. Es de suponer que tampoco le agradaría que su "discípulo" pintase el cuadro cuando él aún no había terminado sus apuntes.

Por ello, en su obra trata de desmitificar a los personajes bajándolos del pedestal en que parecía tenerlos Van Gogh. Por ello pinta a la arlesiana como una mujer de dudosa conducta, al cartero Roulin como un hombre de doble moralidad, y al joven zuavo (F423; JH449) como un hombre vacío cuya mejor compañía es un vagabundo dormido.

Pero pudiera ser que el cuadro fuese una primera manifestación de resentimiento contra Van Gogh que surgiría más tarde con más violencia, Según Walther y Metzger, Gauguin, desde su llegada, empezó a tomar temas de cuadros ya pintados por Vincent dando unas interpretaciones contrarias a las de su compañero. Él era el maestro, y desde el principio empieza a marcar diferencias con Van Gogh, primero sibilinamente con la pintura y más tarde con agrias discusiones.

No obstante las críticas que pudieran hacerse al comportamiento de Gauguin, este cuadro puede considerarse como uno de los más interesantes de toda la obra del artista.

 

José Navarro

Utrera (Sevilla) España. Mayo de 2000.


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