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Influencias literarias en Van Gogh. IV: Influencia del Romanticismo: Victor Hugo y Jules Michelet.

De Pablo Maroto Ripoll


René Wellek defiende en “The Parallelism between Literature and the Arts” (1941) que las conexiones que se estudien como relaciones intersemióticas entre Literatura y otras artes no deben nacer de un carácter emotivo o de una visión completamente subjetiva. En mi opinión, conexiones como las que realiza el escritor estadounidense David P. Kirkpatrick deben ser analizadas de forma más profunda y matizadas. Kirkpatrick manifiesta en “Victor Hugo & Van Gogh: They met in the Center of The Starry Night” (2013) que Van Gogh pinta La noche estrellada (Imagen 13) tras leer este fragmento de Los Miserables: «En aquellos momentos, brindándole el corazón a esa hora en que las flores nocturnas brindan su aroma, encendido como una lámpara en el centro de la noche estrellada, expandiéndose en éxtasis en medio del resplandor universal de la creación» (Hugo, 1862: 87), y añade que: «Como cultura somos afortunados de que Hugo y van Gogh se encontraran “en el centro de la noche estrellada” como escribió Hugo en Los Miserables. Sin la escritura de Hugo, es posible que Van Gogh nunca se hubiera inspirado en la forma en que lo hizo para pintar lo que se ha convertido en una de las obras más reconocidas del siglo XIX» (2013).

Considero que esto no es exactamente así, como tampoco creo que Terraza de café por la noche sea una reinterpretación de La última cena de Leonardo da Vinci, ni que Noche estrellada sobre el Ródano represente Romeo y Julieta. Estoy completamente de acuerdo con la tesis de que Vincent van Gogh no sería lo mismo sin Victor Hugo, e incluso con el hecho de que Los Miserables influyó mucho en Van Gogh y en La noche estrellada, de junio de 1889, pero considero que es necesario remontarse a las cartas de septiembre de 1888 para obtener información y no centrarnos en un fragmento literario que, acaso, pudo haber influido en el pintor. En el transcurso de ese mes Van Gogh crea Café nocturno (Imagen 10), Terraza de café por la noche (Imagen 11) y Noche estrellada sobre el Ródano (Imagen 12), entre otras obras. En la carta del 1 de septiembre podemos leer lo siguiente: «[...] ahora estoy leyendo El inmortal de Daudet, que encuentro muy hermoso, pero muy poco alentador» (1888k). Además, añade que necesitará leer otro libro completamente diferente «para superar la tristeza que me dejará El inmortal» (1888k). Y así es; creo que se confirma la tristeza que le deja esta lectura cuando tan solo una semana después escribe lo siguiente acerca de Café nocturno, su nueva obra: «Durante 3 noches no he dormido, porque he estado pintando, y me acuesto durante el día» (1888m) y «con el rojo y el verde he intentado expresar las terribles pasiones de los seres humanos» (1888n). ¿Habría escrito, y pintado, esto Van Gogh si no estuviese leyendo El inmortal, más conocido en España como El académico? Seguramente no, y no solo eso, sino que añade a su cuadro matices de otra obra de Daudet, quizá su favorita: «Y, sin embargo, con la apariencia de la alegría japonesa y la bondad de Tartarín» (1888n).

Por otro lado, Terraza de café por la noche y Noche estrellada sobre el Ródano son aproximaciones a esas estrellas que salpican la famosa Noche estrellada de 1889. Tan solo unos pocos días tras pintar Café nocturno y escribir esa carta a Theo, Van Gogh cuenta a su hermana que está pintando una noche estrellada con un café iluminado inspirándose en el inicio de Bel-Ami, la novela de Guy de Maupassant: «No me dijiste si habías leído Bel-Ami de Guy de Maupassant, lo que ahora piensas de su talento en general. Digo esto porque el comienzo de Bel-Ami es precisamente la descripción de una noche estrellada en París, con los cafés iluminados del boulevard, y es algo así como el mismo tema que acabo de pintar» (Van Gogh, 1888ñ):

 

Giró hacia la Magdalena y siguió a la multitud que discurría abrumada por el calor. Los grandes cafés, llenos de público, invadían las aceras para instalar a su muchedumbre de bebedores bajo la luz brillante y cruzada de sus fachadas iluminadas. Ante los clientes, en mesitas cuadradas o redondas, los vasos contenían líquidos rojos, amarillos, verdes, marrones y de todos los matices (Maupassant, 1885: 17).

 

 

 

A continuación aprovecha para recomendar a Willemien otros autores: «Hablando de Guy de Maupassant, encuentro lo que hace muy hermoso, y te recomiendo que leas todo lo que ha hecho. Zola, Maupassant, De Goncourt, hay que haberlos leído lo más detenidamente posible para tener una idea razonablemente clara de la novela moderna. ¿Has leído a Balzac? Lo estoy leyendo de nuevo» (Van Gogh, 1888ñ).

Una semana después, a finales de septiembre de 1888, Van Gogh escribe a Theo: «tengo una enorme necesidad de ?¿diré la palabra?? de religión ?entonces salgo por la noche para pintar las estrellas y siempre sueño con un cuadro como este» (1888r) y cita al novelista francés, aunque se equivoca y le atribuye una oración del epílogo de La Bruja de Michelet: «Victor Hugo dice: Dios es un faro intermitente; y en este caso, en este momento pasamos realmente por un eclipse» (1888r). En esta misma carta Vincent cuenta que en días de naturaleza tan bella consigue tal grado de lucidez que deja de sentirse a sí mismo y el cuadro le llega como un sueño. En otra carta, el pintor explica que contemplar las estrellas le hace soñar y se pregunta «si los puntos brillantes del cielo no podrían ser tan accesibles como los puntos negros que salpican el mapa de Francia. Igual que un tren nos lleva a Tarascón o Ruán, la muerte nos lleva a las estrellas» (1888d). En Noche estrellada sobre el Ródano se pueden observar la Osa Mayor en el firmamento azul-verde y dos figuras de enamorados.

Imagen 10: Van Gogh, Café nocturno (1888)

Imagen 11: Van Gogh, Terraza de café por la noche (1888)

Imagen 12: Van Gogh, Noche estrellada sobre el Ródano (1888)

Imagen 13: Van Gogh, Noche estrellada (1889)

Van Gogh es un gran conocedor de la obra de Victor Hugo, como se puede comprobar por las decenas de ocasiones en las que hace referencia al autor o a sus obras. Asimismo, por sus cartas sabemos que conoce el aspecto físico del autor y que le inspira para crear Retrato de un anciano (Imagen 14) en 1885: «Debo escribirte de nuevo para decirte que he logrado encontrar un modelo. He hecho dos cabezas bastante grandes, a modo de prueba para un retrato. Primero, ese anciano del que te escribí, una especie de cabeza como la de Hugo; luego también un estudio de una mujer» (1885g). Tres años antes, en la carta 288, ya había manifestado su opinión sobre la influencia de la Pintura en la Literatura: «parece que los escritores siempre tienen mala suerte con los personajes de pintores, Balzac entre ellos (sus pintores son bastante poco interesantes). Incluso Zola podría tener razón con su Claude Lantier, ciertamente existe Claude Lantier»; y también su opinión sobre la influencia de la Literatura en la Pintura: «Por el contrario, conozco pocos buenos retratos dibujados o pintados de escritores. En este punto, la mayoría de los pintores también caen en lo convencional y hacen de un escritor un hombre que simplemente se sienta a una mesa llena de papeles […]. Sin ninguna expresión en particular» (1882k). Por ello admira el expresivo retrato de Victor Hugo realizado por Bonnat en 1879 (Imagen 15): «hermoso, realmente hermoso» (1882k).

 

Imagen 14: Van Gogh, Retrato de un anciano (1885)

Imagen 15: Leon Bonnat, Retrato de Victor Hugo (1879)

 

A lo largo de la vida epistolar de Van Gogh se citan diversos títulos del francés, siendo el último El año terrible: «Finalicé la lectura de El año terrible, de Victor Hugo. Allí está la esperanza, pero… es una esperanza demasiado distante. Pienso que esto es muy cierto, muy bien dicho y muy hermoso; estoy muy de acuerdo con su opinión» (1888f). Sin embargo, la obra que más lee, relee, analiza en profundidad y recomienda es Los Miserables: «Ojalá hubieras leído Los Miserables […]. Conocía el libro desde hace mucho tiempo, pero últimamente lo he vuelto a leer, y me vienen tantas cosas a la cabeza» (1883e). Según cuenta a su amigo Van Rappard en esta carta, la novela le hace trasladarse a tiempos pasados:

 

Aunque Los Miserables es posterior, encuentro a veces en ella lo que he estado buscando: aspectos que despiertan en mí el anhelo de saber cómo era el mundo en la época de mi bisabuelo o, más recientemente, de mi abuelo. Noventa y tres de Hugo ha sido ilustrada por todos los ilustradores de The Graphic juntos. Caldecott hace un trabajo tan espléndido. Me gustaría saber cuál es tu impresión de Noventa y tres y Los Miserables. Estoy seguro de que pensarás que son hermosos (1883e).

 

 

En estos tiempos pasados a los que viaja Vincent van Gogh gracias a Victor Hugo encuentra el que considera el mayor acontecimiento histórico, la Revolución Francesa, y piensa que «uno podría elegir temas tan espléndidos para los dibujos de ese período de la Revolución» (1883e), mostrando aquí ese nacionalismo tan visible en el Romanticismo. En esta carta conecta la obra Los Miserables de Hugo con Historia de dos ciudades de Dickens, abordando su interés pictórico por aquella época, pero «no tanto temas relacionados con la historia propiamente dicha, sino relacionados con anécdotas de la vida cotidiana y con cómo eran las cosas entonces» (1883e). De hecho, en una emotiva carta enviada en septiembre de 1884 incluso se imagina luchando contra su hermano, cada uno en un bando de La Libertad guiando al pueblo, aunque Delacroix representó la Revolución de Julio de 1830 y no la Revolución francesa de 1848, como cree Van Gogh: «tú estarías del lado de Guizot y yo del lado de Michelet. Y ambos permaneciendo consistentes, podríamos habernos encontrado con cierta tristeza directamente opuestos el uno al otro como enemigos, en tal barricada, digamos; tú delante como soldado del gobierno, yo detrás como revolucionario o rebelde» (1884). En esta carta, entre citas de Los Miserables de Victor Hugo, el pintor se imagina enfrentándose a su padre, a su abuelo y a la empresa de arte Goupil ?en la cual había trabajado desde 1869 hasta 1877? y pide a Theo que no intente terminar con sus ideales: «Tengo que disparar en tu dirección, aunque intentaré no darte. Tienes que disparar en mi dirección, haz lo mismo» (1884). Por último, realiza un juego con las fechas y reflexiona sobre la vigencia del problema: «Era 48 entonces, ahora es 84. El molino ya no está, el viento sigue ahí» (1884).

La admiración por Victor Hugo y, en concreto, por Los Miserables también era conocida por su amigo Paul Gauguin, quien en octubre de 1888 le regala un autorretrato con un retrato de su amigo en común Émile Bernard, que titula Los Miserables (Imagen 16). En esta pintura, Gauguin se representa como Jean Valjean, protagonista de la obra de Hugo, es decir, como un incomprendido y marginado de la sociedad. Este intercambio de cuadros entre los tres amigos es una idea de Van Gogh que concluye el 4 de octubre de 1888 en la carta 697 a Theo, cuando recibe los dos autorretratos de sus amigos (Imágenes 16 y 17) y envía el suyo (Imagen 18): «Acabo de recibir el autorretrato de Gauguin y el de Bernard y, al fondo del retrato de Gauguin, está el de Bernard en la pared, y viceversa […]. El Gauguin es más estudiado, llevado más lejos. Eso, junto con lo que dice en su carta, me dio la impresión de que representa a un prisionero» (1888t).

 

Imagen 16: Paul Gauguin, Autorretrato con retrato de Bernard, "Les Misérables" (1888)

Imagen 17: Émile Bernard, Autorretrato con retrato de Gauguin (1888)

Imagen 18: Van Gogh, Autorretrato (dedicado a Paul Gauguin) (1888)

 

Según escribe José Navarro en The Vincent van Gogh Gallery, Van Gogh y Victor Hugo se relacionan por el rechazo al academicismo y por la dualidad Realismo-Romanticismo operante en ellos, esto es, su amor por la libertad de expresión y su continua interrelación entre el movimiento realista y el romántico:

 

Su concepto de la dualidad realismo-romanticismo lo expresa claramente en la carta 429 escrita en Nuenen a final de Octubre de 1885: «El romanticismo pertenece a nuestro tiempo y los pintores deben tener imaginación y sentimiento. Afortunadamente, el realismo y el naturalismo no están exentos de ello. Zola crea, pero no es un espejo de las cosas, él crea maravillosamente, pero crea y poetiza, por eso su obra es tan hermosa. Por tanto, naturalismo y realismo están conectados con romanticismo» (Navarro, 2000a).

 

En esta carta —537 para nosotros—, enviada a Theo en 1885, Vincent van Gogh defiende esta conexión y convivencia de movimientos estéticos y comenta a su hermano que no teme traicionar al Realismo al acercarse al Romanticismo: «Si te parece una peligrosa tendencia al romanticismo, una traición al 'realismo' —pintar desde la imaginación—, tener más amor por la paleta del colorista que por la naturaleza, pues que así sea» (1885e).

Dentro de la influencia del Romanticismo en la vida y obra de Van Gogh encontramos también a Jules Michelet. Gracias a las Cartas sabemos que ya con veinte años el pintor había leído algo de Michelet. En una epístola enviada a Theo a escasos días de cumplir veintiún años, Vincent recomienda El amor, un libro que causa un gran impacto en él: «Escríbeme si has comenzado a leer a Michelet y qué piensas de él. Ese libro fue una revelación para mí» (1874a).

Esta obra no solo supone una gran influencia para el pintor, sino que se convierte en una obsesión. En 1874 cita este título como un gran descubrimiento de una verdad indiscutible: «Mi querido Theo, me alegra que hayas estado leyendo a Michelet y que realmente lo entiendas. Un libro como ese al menos enseña a uno a ver que hay mucho más por amar de lo que la gente suele pensar. Ese libro fue una revelación e inmediatamente una certeza para mí» (Van Gogh, 1874b). Sin embargo, la verdad bíblica en estos momentos es mayor y en 1875 comparte con su hermano en la carta 46 su intención de deshacerse de todos los libros excepto de la Biblia y La imitación de Cristo de Tomás de Kempis, como ya se comentó anteriormente en el capítulo dedicado a la influencia de la obra religiosa. En las cartas 46 (1875c) y 50 (1875d) Van Gogh pide a su hermano que haga lo propio con los libros, aunque le resulte imposible olvidarse de algunos pasajes literarios como «esa página de Michelet sobre ese retrato de una dama de P. de Champaigne» (1875e). Vincent se obsesiona con esa página en la que Michelet aúna Literatura y Pintura realizando una descripción de un personaje femenino como si se tratase de la dama de un cuadro. De hecho, cuando Van Gogh no tiene a mano la novela del escritor francés, pide a su hermano que le copie la página en una carta para así poder leerla, pues este deseo surge como una necesidad (1876b).

En la carta 94 a su madre y a Theo, de octubre de 1876, entre numerosos fragmentos de la Biblia y otras obras, finalmente puede copiar el fragmento que ansiaba: «Llega al final de la avenida, gira. Podemos verla. ¿Pero no la he visto antes en los museos de Ámsterdam o de La Haya? Ella me recuerda a una dama de Philippe de Champaigne, que se había abierto camino en mi corazón»; y continúa: «Me recuerda a otro retrato, un Van Dyck, una mujer pobre, muy pálida, enfermiza» (1876c). Sin embargo, apenas tardará tres meses en volver a pedirlo con urgencia: «mándame esa página de Michelet otra vez, la que me enviaste antes está en mi escritorio de lectura, en mi baúl, y la necesito otra vez, vuelve a escribir pronto» (1877a).

No obstante, la obsesión por El amor va más allá de la necesidad de leer y releer una página en concreto, pues esta obra será la que tome de referencia Vincent para sus relaciones amorosas entre 1881 y 1883 con su prima “Kee” Adriana Vos-Stricker y con Clasina “Sien” Hoornik. El viernes 18 de noviembre de 1881 confiesa a Theo en la carta 185 que ha pedido matrimonio a Kee, pero que esta le ha rechazado. Para manifestar sus sentimientos y justificar sus actos, Vincent utiliza citas del libro de Michelet como la siguiente: «Theo, la amo, es ella y no otra, la amo para siempre» (1881a). En la carta siguiente continúa defendiendo su amor y su decisión ante el enfado de sus padres y su hermano. Para ello, menciona a los escritores del Romanticismo francés que más le han influido:

 

[...] papá y mamá están envejeciendo, y a veces se enfadan un poco, y tienen sus prejuicios e ideas anticuadas que ni tú ni yo podemos seguir compartiendo. Si, por ejemplo, papá me ve con un libro en francés de Michelet o de V. Hugo en la mano, piensa en pirómanos y asesinos e 'inmoralidad'. Pero eso es demasiado tonto y, por supuesto, no dejo que las conversaciones ociosas de ese tipo me molesten. Ya le he dicho muchas veces a Pa: solo lee un libro como este, aunque solo sea un par de páginas, y te emocionará. Pero papá se niega obstinadamente a hacerlo. Justo ahora, cuando este amor estaba echando raíces en mi corazón, leí los libros de Michelet L'amour y La femme de nuevo, y se me aclararon tantas cosas que de otro modo seguirían siendo un misterio. También le dije a papá con franqueza que, dadas las circunstancias, valoraba más el consejo de Michelet que el suyo y tenía que elegir cuál de los dos seguir. Pero luego vienen con una historia sobre un tío abuelo que se había obsesionado con las ideas francesas y se había dado a la bebida, insinuando así que ese sería mi futuro. ¡Qué miseria! (1881b).

 

Cuando actualiza su forma de entender la Biblia en 1881 gracias al francés Jules Michelet y a la estadounidense Beecher Stowe, lleva a cabo un proceso inverso al realizado en 1875 cuando se deshace de todos los libros para centrarse en la Biblia: «creo que te beneficiarás mucho más de la relectura de Michelet que de la Biblia. Y por lo que a mí respecta, no prescindiría de Michelet por nada del mundo. […] en mi opinión, Stowe y Michelet son una continuación del evangelio, no una repetición» (1881d).

Michelet, pues, es una suerte de guía espiritual para el pintor, como anteriormente lo fue la Biblia. Ante el enfado de Theo por su relación con Kee, Vincent le recomienda leer a Michelet, pero también otras obras que enfatizan la importancia del amor: «Michelet me hace mucho bien. Lee L'amour y La femme y, si puedes conseguirlos, Mi esposa y yo y Nosotros y nuestros vecinos de Beecher Stowe. O Jane Eyre y Shirley de Currer Bell. Esas personas pueden decirte muchas más cosas mucho más claramente que yo» (1881c).

Más tarde, Van Gogh se enamora de Clasina “Sien” Hoornik, una prostituta embarazada y madre de una niña ?en realidad, tenía dos hijos más, pero él moriría sin saberlo (Walther y Metzger, 2015)?. En esta situación, también decide justificarse citando a Michelet: «Lo que dice Michelet es profundo, ¿Por qué hay una mujer sola en la tierra?» (1883a).

El pintor neerlandés plasma en una carta de abril de 1882 la melancolía de Sien en un dibujo que titula Sorrow [“Dolor”] (Imagen 19) y al que añade una cita de La mujer de Michelet: «Comment se fait-il qu'il y ait sur la terre une femme seule – délaissé» [Por qué hay una mujer sola en la tierra – abandonada] (1882a). Además, gracias a las relaciones epistolares, sabemos que realizó más versiones de esta obra, aunque algunas sean hoy desconocidas.

 

Imagen 19: Van Gogh, Sorrow (1882)

 

 

El 2 de julio de 1882 nace el hijo de Sien, un hecho que contará a su hermano mediante citas de El amor y de La mujer de Michelet con la esperanza de disminuir su inevitable enfado: «que el hombre no viva solo, sino con una mujer y con un niño, esto es lo normal. Y lo que espero es que entiendas mi acción y la tomes por lo que es, es decir, natural» (1882d) y «aquí ahora hay una atmósfera de Hogar. Puedo entender que Michelet diga 'La mujer es una religión'» (1882e). Sin embargo, Theo continuará aconsejando a su hermano que termine su relación en numerosas ocasiones, hasta que en agosto de 1883 los hermanos discuten y Theo amenaza a Vincent con dejar de enviarle dinero. Finalmente, Vincent pone fin a su relación con Sien.

Jules Michelet supone para Van Gogh una revelación, una obsesión y una guía para las relaciones amorosas y el arte. La influencia es tanto personal como artística. Asimismo, es tras la lectura de El amor cuando Van Gogh comienza a referirse a Rembrandt como «el mago»: «Maravilloso. Tanto el MAGO como Eugène Delacroix» (1888c), suponiendo que los receptores de sus misivas comprenderían su código cultural y literario. Por último, cabe añadir la influencia de El pájaro, especialmente el capítulo dedicado a los nidos. Tras leer y releer estas páginas, Van Gogh escribe lo siguiente a su amigo Van Rappard en agosto de 1885: «Pensé que te podrían gustar los nidos de pájaros como a mí, porque los pájaros, como el reyezuelo o la oropéndola, también se pueden contar verdaderamente entre los artistas. Además, son buenos para bodegones» (1885d). Y crea bodegones como los siguientes (Imágenes 20, 21 y 22):

 

Imagen 20: Van Gogh, Bodegón con nidos de pájaros (1885)

 

Imagen 21: Van Gogh, Bodegón con tres nidos de pájaros (1885)

 

Imagen 22: Van Gogh, Bodegón con tres nidos de pájaros (1885)

 

 

Bibliografía:

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KIRKPATRICK, D. P. (2013). “Victor Hugo & Van Gogh: They met “in the Center of The Starry Night””: <https://www.davidpaulkirkpatrick.com/2013/03/12/victor-hugo-van-gogh-they-met-in-the-center-of-the-starry-night> [cons. 17/10/22].

MAUPASSANT, G. DE (1885). Bel-Ami. Trad. de Carlos de Arce. Barcelona: Bruguera, 1970.

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VAN GOGH, V. (1876c). “Carta Nº 94, a Anna y Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let094/letter.html> [cons. 10/2/23].

VAN GOGH, V. (1877a). “Carta Nº 102, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let102/letter.html> [cons. 10/2/23].

VAN GOGH, V. (1877b). “Carta Nº 115, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let115/letter.html> [cons. 8/01/23].

VAN GOGH, V. (1877c). “Carta Nº 117, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let117/letter.html> [cons. 9/11/22].

VAN GOGH, V. (1877d). “Carta Nº 120, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let120/letter.html> [cons. 9/11/22].

VAN GOGH, V. (1877e). “Carta Nº 124, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let124/letter.html> [cons. 9/11/22].

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VAN GOGH, V. (1881b). “Carta Nº 186, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let186/letter.html> [cons. 11/2/23].

VAN GOGH, V. (1881c). “Carta Nº 187, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let187/letter.html> [cons. 11/2/23].

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VAN GOGH, V. (1884). “Carta Nº 461, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let461/letter.html> [cons. 11/2/23].

VAN GOGH, V. (1885d). “Carta Nº 526, a Van Rappard”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let526/letter.html> [cons. 11/02/23].

VAN GOGH, V. (1885e). “Carta Nº 537, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let537/letter.html> [cons. 3/11/22].

VAN GOGH, V. (1885g). “Carta Nº 547, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let547/letter.html> [cons. 8/11/22].

VAN GOGH, V. (1888c). “Carta Nº 632, a Émile Bernard”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let632/letter.html> [cons. 11/2/23].

VAN GOGH, V. (1888d). “Carta Nº 636, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let636/letter.html> [cons. 5/11/22].

VAN GOGH, V. (1888f). “Carta Nº 642, a Willemien”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let642/letter.html> [cons. 8/11/22].

VAN GOGH, V. (1888k). “Carta Nº 672, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let672/letter.html> [cons. 8/11/22].

VAN GOGH, V. (1888m). “Carta Nº 676, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let676/letter.html> [cons. 6/11/22].

VAN GOGH, V. (1888n). “Carta Nº 677, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let677/letter.html> [cons. 3/11/22].

VAN GOGH, V. (1888ñ). “Carta Nº 678, a Willemien”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let678/letter.html> [cons. 28/10/22].

VAN GOGH, V. (1888r). “Carta Nº 691, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let691/letter.html> [cons. 6/11/22].

VAN GOGH, V. (1888t). “Carta Nº 697, a Theo”, en Van Gogh Museum, Amsterdam, <https://vangoghletters.org/vg/letters/let697/letter.html> [cons. 8/11/22].

 

Extraído de “La influencia de la Literatura en la Pintura: análisis comparativo de la experiencia literaria y de la obra de Vincent van Gogh” por Pablo Maroto



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